La paciencia.
Siempre tan calmada, tan sumisa.
Es aquella que no todos tenemos, aquella que se instala en nuestras vidas cuando más la despreciamos. ¿Pero realmente la paciencia se trata de eso o es la imagen que tenemos de ella? Incluso quizá la veamos así por agentes externos.
La paciencia, como todo buen suceso frecuente que se precie, es muy importante. Por naturaleza somos impacientes e intentamos conseguir lo que queremos a cualquier precio, lo que la hace mucho más interesante.
Yo soy impaciente e impulsivo, pero sin embargo reconozco el valor de la paciencia.
Tan frágil, tan calmada y tan preocupante a veces.
Cuando alguien nos dice que tengamos paciencia entendemos al instante que dejándole más tiempo a dicho asunto, los resultados serán más satisfactorios.
Mientras esto siga así estaré tranquilo, mi vida cobra más sentido con la susodicha paciencia.
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